sábado, 16 de abril de 2011

La Muerte

Yo no veo a la muerte así, yo la veo como una figura vestida con túnicas blancas, tan blancas que son sólo opacadas por el blanco pureza de su piel, sin los huesos a la vista, sólo su piel absolutamente alba, pero sin ser pálida, no una figura fría, sino que cálida, como una tarde de primavera, sus brazos están abiertos y en sus manos no lleva hoz ni espada, no las necesita para separar el alma del cuerpo, cualquier alma se sentirá atraída hacia ella más que espantada. La Muerte se inclinará misericordiosamente sobre el espíritu agonizante, mientras le extiende los brazos y lo abraza fuertemente, se levanta y extiende sus alas angelicales, levanta el vuelo, y así se va la Muerte, suave como una brisa, llevando un alma hasta el lugar donde va a poder descansar en paz.

viernes, 15 de abril de 2011

Sentimiento

Escrito en octubre del 2007, periodo muy oscuro.

Me siento como si no fuera nadie, como si no fuera una preocupación en la mente de los demás, me siento despreciado, nada más que un nombre, tal vez es mi culpa, tal vez soy demasiado cerrado para que alguien se fije en mí; no soy siquiera capaz de saludar a una persona que respeto o hablar con una persona a la que quiero, las palabras no salen de mi boca,  Paso como una fantasma por un pasillo dando una sonrisa falsa a quién se cruce en mi camino y respondiendo con un falso “bien” a los “¿Cómo estás?”. Solo puedo escribir cartas que nadie leerá o que nadie tomará en serio y después serán  causa de bromas. Pero ¿Cómo puede ser mi culpa, si lo que más deseo es el poder hablar con los demás?, pero algo me detiene, como si tuviese una armadura que me protege de los demás ¿O que protege a los demás de mi? o simplemente me encierra, perdiéndome en mis propios sentimientos, en mis frases hacia gente en mi cabeza, gente idéntica a la real, sólo que sin la realidad.

Todo sentimiento, toda palabra queda en mi mente, se encierran hasta que no pueden soportarlo y se desvanece la mirada perdida detrás de la que se esconden mis inquietudes para convertirse en dos brillantes nubes de lluvia, que lloran, más bien soy yo el que llora, en esas gotas se escapan la palabras que nunca dije.

Nadie me conoce de verdad, no tengo un pasado ni un rumbo ni un propósito, soy solo un pie de página en la biografía de otra persona, un detalle en la historia de alguien que sí vale la pena, un suspiro de vida que le sobró a Dios.